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Mostrando entradas de marzo, 2010

Entre cigarrillos...

Miro por la ventana las gotas de lluvia caer como las lágrimas que no soy capaz de derramar. Miro mi cigarrillo consumirse como se consume poco a poco mi esperanza. Me siento cara el ordenador y miro el Word en blanco. Mis manos no son capaces de reaccionar y mi alma se niega a explicar lo que en ella persiste. Me levanto con la esperanza de inspirarme o de, quizás, olvidarte. Me miro al espejo y veo mis ojeras, huellas de tu paso por mis sueños. Mi cordura se resiste a abandonar y mi mente niega lo evidente. No puedo más… Tras horas pensativa me lanzo a escribir mi vida. Me hundo en la soledad con el Word en blanco mientras las letras van flotando poco a poco formando mi terrible verdad. El dolor me inunda al leer mi triste vida, pero mis manos continúan desahogando lo que jamás pude contar. Mis ojos se humedecen y mis manos tiemblan. Saco otro cigarrillo y miro el humo volar libre como tantas veces mi ser desea estar. Y otra vez… no puedo más… Al fin guardo el archivo y co...

Mi guitarra

Las cuerdas vibran de puro placer. Mis dedos se confunden con movimientos incesantes. El grito de impaciencia quiere desaparecer cuando, de una vez, mi cuerpo abordes. El sonido de mi guitarra te alcanza, tan simple y claramente, repleto de alabanzas. Mis dedos, fogosos, continúan la marcha incapaces, por tu mano afable, de seguir con la cordura alzada. En el atril, las notas que mi corazón te manda; y en mis manos, por tu mirada, la excitación apasionada. Al escuchar la canción, dulcemente la guitarra queda apartada, para poder disfrutar del sonido de nuestros cuerpos en la cama. Llega la madrugada y mi alma acariciada por tu boca incontrolada se une a la tuya para en tu luz derramada poder perderse. Me acaricias la cara para decirme que de mi dependes, y yo te demuestro, desenfrenada, que de ti estoy enamorada. Como una estela ardiente, tu lengua recorre cada curva escondida para en ellas perderse. Mi ser tiembla de mi vehemente deleite y ...

Mi ser se transforma en barro

Cada vez que pronuncio tu nombre siento que la vida se me va por la boca. Mi cuerpo se queda pequeño para aguantar el tormento y el caos de mi ser. Los sueños se transforman en pesadillas para traerme el recuerdo de tu mirada. Mis mentiras de que todo va bien me persiguen en cada pupila y ceño fruncido ante las marcas que tengo en la piel. Las gotas de rocío de aquellas rosas que una vez me enviaste resbalan por mi cara marcando heridas que jamás serán curadas. Cada vez que recibo un golpe me levanto, cada vez que pronuncias mi nombre yo me callo y cuando tu me levantas la mano mi ser se transforma en barro…  Fdo. La Figa Vegana