Nanas
Estrecha es la mira por donde nuestro afecto resplandece. Se acota por las muestras inagotables del ego que nos imponemos a nosotras mismas. Todo a nuestro alrededor nos señala y nos insta a que la mirilla se acote y restrinja, hasta que quede aplastada por un puñado de normas que nosotras mismas fortalecemos. Los pequeños destellos de nuestro afecto que en ocasiones logramos ver son palabras de auxilio que nos dan claves para nuestra supervivencia. Vamos viendo poco a poco como el “no somos nada sin las normas” esconde la poderosa verdad de “nos estamos matando con esas normas”. Explicar y explicar una y otra vez el secreto de la felicidad, pero la ignorancia que nos somete por nuestras propias vendas nos impide filtrar la verdad. Nuestra propia verdad, nuestro propio afecto. Asumimos un conjunto de preceptos impositivos sin los cuales pensamos imposible la vida, pero nos retuercen para exprimirnos gota a gota nuestro ser. La caballería de números en suma podría desbaratar y violent