Una vez más
Se suprimen las agonías y se conectan las palabras. Acaso ser es la supresión del yo que amenaza con la destrucción a las personas. Querido ser, mi visión acotada por el incesante discurso autómata que cae vanamente en el inconsciente. Un remolino de hojas que mece mi sueño ligero y una brisa despejada me asoma por las rendijas del querer. Abierto el camino, una vez perdida, se encuentran las pistas para volver a encontrarlo. Será quizás la soledad del ego su muerte inminente. Será pues el acompañamiento consciente el empuje necesario al bienestar comprensible.
Componiendo los pasos que me
llevaron a las rendijas puedo acotar los espacios que me alejan de éstas. Los
pozos conectan con otros senderos y se entrelazan con los mismos que generación
tras generación recorremos. Es muestra ineludible del dolor común el aciago
manifiesto de las voces que acompañan los senderos y mis pies se manchan de
sangre que durante siglos ha fluido por nuestros muslos. Anciana amiga la mano
que me sujeta cuando mis rodillas flaquean. Los gritos no son por mí, son por
ellas mismas pidiendo que los míos se unan al conjunto de poder que, aquellos
que creen apoderarse de él, quieren que desconozca. La fuerza visceral me
sacude, pero dentro encuentro el amor que me guía hacia la liberación del grito
de mi vientre. Una vez más. Grita. Una vez más, mientras nuestras manos se
llenan de callos y nuestras piernas sustentan nuestro empoderamiento hacia la
libertad. Una vez más. Grita. Grita por aquellas que no pueden. Por los
vientres hechos añicos y los pechos prendidos fuego. Deja de adormecer tu
instinto. Una vez más.
Fdo. La Figa Vegana