En cantinas con amaneceres húmedos
El roce de las pieles quiebra las dunas de rocío y destila el vaho del color de los delirios. Andar sin ser vistas y acusar la noche de torpezas quiméricas. Cuántas más palabras, más sinsentidos frugales acometidos de mentes precoces. Acaecidas las distancias como redobles enfurecidos por la euforia. El gotelé de las paredes queda enmarcado en la espalda y las arañas del cuarto quedan esta noche escondidas. Mensajes con hilo rojo y almohadas de satén cosido con parches elocuentes. Unos susurros se escurren por las grietas y la cuerda rota de la guitarra vibra al aire ante el paso de las horas.
Fdo. La Figa Vegana