Mi isla perdida

Despierto sumergida en un agua turbia. Mis pulmones se van quedando poco a poco sin aire. La sal me quema la nariz y la garganta. Cuando soy capaz de abrir los ojos… no sé dónde es arriba y dónde abajo.  Y de nuevo, me sumo en una total oscuridad.

Siento mi corazón latir y me elevo en el aire. Mi cuerpo recoge todo el oxígeno que puede y aún siento la sal por mi cuerpo, hiriéndome en cada trago de aire. Abro los ojos con dificultad y, al igual que sumergida, me siento desorientada. Pero esta vez las preguntas van encaminadas en otra dirección (¿Dónde estoy?... ¿Cómo he llegado aquí?... ¿Quién soy…?). Entonces mi cuerpo abraza el calor y la confortabilidad del aire caliente que acaricia mi cara y, de nuevo, quedo inconsciente…  sumergiéndome de nuevo en la oscuridad.

Despierto de nuevo, pero esta vez en la arena y miro cada grano de ella escaparse con el aire, como cada momento de mi vida. Huyendo a un lugar perdido, donde nada se encuentra… donde nada recuerdo. Mis ojos se fijan al cielo y aún siento la sal de la mar por mi cuerpo, cubriéndome con un manto doloroso y mi mente solo  puede preguntarse el por qué de la pérdida de mi vida… de mi historia. (¿Qué he hecho mal?... ¿Qué he hecho para estar aquí?) .

Entonces miro los rayos de luz. Rayos calentando cada parte de mi ser  y descubriendo colores vivos en cada rincón de mi isla perdida. Me levanto con dificultad hasta que consigo erguirme para buscar esa luz. (Me está llamando, lo sé). Entonces la encuentro entre las palmeras que delimitan la arena… y me acerco.

Camino entre las palmeras mientras la luz me observa. Siento felicidad y paz y sé que jamás querría volver a aquel lugar que está perdido. La luz se acerca y me señala pequeños frutos de unos arbustos…  Al principio tengo temor, pero luego me acerco a probar esos frutos y descubro que se mezclan con mi lengua formando un pequeño paraíso y me percato de que la luz se aleja…

Me guía y me invita a un pequeño manantial donde se para. Entonces me zambullo en el agua dulce y cristalina, despojándome del ardor de la sal marina. Compruebo que la luz se acerca poco a poco a mí a través del agua y llena cada parte de mi alma, introduciéndome en un sueño pesado y dulce. Pero sé que en este sueño ya no estaré perdida, que encontraré los momentos de una vida mejor en esta isla perdida… acompañada de una luz que sé que será mi guía. 


Fdo. La Figa Vegana

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