Fuego blanco
Las llamas danzan con el clamor de mis pisadas. Mis pulmones
inhalan el humo que se va elevando en tirabuzones. Sigo andando entre el calor
avasallante, mientras las bailarinas de colores cálidos me van envolviendo. La
seda de mi vestido se vuelve ceniza y las chispas juguetonas van alcanzando mi
piel. Mi cuerpo queda desnudo absorbiendo las lenguas de fuego, mas me detengo
ante un muro egregio. Estoy rodeada por las danzas en llamas y ya no veo el
camino. Rozo con los dedos el grandioso muro y los colores intensos se van
apartando mientras un blanco puro va llenando las llamas. El color infecta todo
a su paso, el calor sigue inundando mi cuerpo.
Entonces cada bailarina se detiene, cada chispa, cada hilo
de humo, flotando alrededor de mi cuerpo y mis cabellos quedan suspendidos
entre mi cara ardiente. Este mundo blanco queda inmóvil ante una gravedad
efímera. Sujeto mi pecho para notar los latidos pausados de mi corazón, la
única música que queda en este lugar. Ya no sé si el suelo está bajo mis pies y
me acurruco en el vacío blanco con mi pecho todavía sujeto entre mis manos. Mis
entrañas se van llenando y noto como mi tripa va aumentando. Intento escuchar
algo o sentir lo que me está pasando. Y ahí está, otro corazón se une al mío,
dos latidos en mi ser, pausados y armónicamente a la vez. Muevo mis manos con
parsimonia para sentir lo que ocurre bajo mi piel y unas lágrimas ruedan hasta
mi pecho enrojecido. Lo siento en mi interior, un alma divida en dos. Mi estómago
se vuelve redondo y la luz de las llamas blancas lo dejan ver… un ser diminuto
flotando bajo mi piel.
Fdo. La Figa Vegana