Pancartas
Pasan las horas... El cansancio solo consigue acechar más
mis pensamientos. Cierro la ventana ante la brisa demasiado fresca de la noche
y me acurruco junto a la almohada pensando la razón de mis noches en vela. El
dolor de la sien me remite la necesidad de conciliar el sueño, pero todas estas
noches me lo roban. Soy joven con innecesaria falta de caprichos, no soy nadie
con el pensamiento de alguien. Pienso en un futuro vacío donde las calles se
llenan de pancartas y los gritos recorren edades, sexos y continentes. Veo
algunas noticias de mi alrededor y me siento importante, guiándome hacia unas
voces y otras, en un vaivén repleto de ignorancia. No digo todos mis
pensamientos, no apoyo nada, porque algunas miradas se clavarán en mis palabras
con reproches. Cobarde y confundida sigo a la mayoría, con mis noches en vela y
sintiéndome vacía. ¿Qué debo pensar? ¿Qué debo decir?... ¿qué quiero gritar?
Las tantas de la noche y mi corazón sigue su curso perdido,
sin ninguna solución, sin nada que me apacigüe. Miro al techo y después mis
manos... ¿Debo gritar ante mi realidad?
¿Debo seguir formándome sin ninguna visión de posteridad?
Me levanto y comienzo a ver, empiezo a leer, a buscar y a entender. Siento, escucho, recuerdo... todo lo que consigo comprender. Me
miro al espejo y me veo tan joven e insignificante que me hundo en el peso de
la perturbación. Me vuelvo a mirar y concibo que soy alguien, con el
pensamiento de nadie. Que no puedo esconder la intensidad de mi mente y
no debo ocultar la veracidad de mis sentimientos. Alzo las pancartas de mis
palabras junto a las huellas de mis propias ideologías. Grito mi protesta por
no recordar quién soy.
Vivimos en un mundo en el que pocas saben quiénes son, pocas
recuerdan el por qué de la razón. Un mundo donde los caprichos se imponen
rodeados de dinero y tiendas. Un mundo donde personas viven con temor y los poderosos
aplastan y viven sin fervor. Mares repletos de nuestros despojos, puestos
repletos de incompetencia, pensamientos sin sentido y corazones vacíos. Un
mundo carcomido por la indiferencia, la avaricia y el poder. Donde algunas
personas dan sin recibir, alzando las pancartas de sus pensamientos e
imponiendo su deseo de querer vivir. Gritando su respuesta al saber quiénes son.
Fdo. La Figa Vegana