Al final del camino
Hay caminos inhóspitos, oscuros, difíciles. A veces no puedes seguir avanzando, a veces estas demasiado cansado. Se hace duro, cuesta arriba, imploras al universo que todo acabe, que se ilumine de una vez el sendero, un sendero enmarañado, lleno de imposibles curvas, donde no alcanzas a vislumbrar el final. No puedes más, y lo sabes. Pero debes continuar, debes seguir y no quedarte tirado en ese camino. Sabes que si eso ocurriera las espinas de ese camino acabarán con tu cuerpo y la neblina oscura y pesada que lo envuelve acabará con tu alma. Pero son tus ojos los que deben acostumbrarse a ella, son tus manos las que deben buscar las piedras, tus pies los que deben saltar las espinas. Es tu camino, un camino que tú decidiste, aunque a veces se vuelva imposible, aunque a veces no pudieras elegir alguna dirección, pero estás en él por algo. Sigues caminando por algo, por un final donde eso quede olvidado. Donde tu camino se abra y no tengas que volver la vista al horror ya sufrido. Tu mente respira aliviada y tus ojos gotean hasta formar pequeños charcos en la luz cada vez más clara. Sé donde estás, te veo llegar y sé que estás a punto de alcanzar mi mano, porque siempre he estado esperando. Esperando a que salieras de ese trecho ambiguo, de esos males causantes de la neblina pesada. Coge mi mano, estoy al otro lado, siempre esperando. Esperando al final de un camino que yo ya he recorrido y que ha visto tu poderosa superación, tu fantástica valentía. Siempre esperando a que consigas llegar a la luz donde encontrarás mi apoyo y compañía.
Fdo. La Figa Vegana